Programa 1

Lunes, 4 de octubre del 2010

Aquellas películas que hemos visto muchas veces…

Estaba pensando en el contenido del primer programa y mi intención era hablar de géneros, algo tan genuinamente literario como el género, que el cine ha sabido hacer suyo y ha popularizado, cuando llegó la noticia de la muerte de Arthur Penn, un estimable director de cine, eclipsada, eso sí, por otro fallecimiento, el del popular actor Tony Curtis.
No quiero hablar de necrológicas, no quiero que nuestro primer programa esté destinado a ensalzar a unos personajes que ya han tenido sus páginas de elogio en la prensa, sus minutos de recuerdo en la radio y sus imágenes más conocidas en la televisión.

La muerte de Arthur Penn me ha hecho reflexionar sobre un hecho: aquellas películas que hemos visto muchas veces y de las que no sabemos quién hay detrás, -sea en cine, tanto en su estreno como en sus muchas reposiciones, los que rondamos la cincuentena, como en sus múltiples pases televisivos-, detrás de las cuales hay una enorme cantidad de talento, de inteligencia, de trabajo y de innovación.
Aquellas películas que hemos visto muchas veces y de las que conocemos a sus actores, nos sabemos de memoria las historias que nos cuentan, que nos han hecho vibrar en las viejas butacas de una sala de cine que posiblemente hoy ya no existe o más recientemente desde el sofá de nuestra casa gracias a las muchas cadenas de televisión.

Pues bien, Arthur Penn era uno de estos directores que hacía este tipo de películas. Estos días habremos recordado historias como “La jauría humana” (The chase en su título original o La caça de l’home en su versión televisiva catalana) (1966), un dramático análisis sobre la violencia y la irracionalidad protagonizada por un trío impagable: Marlon Brando, Robert Redford y Jane Fonda.
Penn empezó en televisión en los años 50, en programas dramáticos, y aquí forjó un lenguaje que luego pasó al cine de forma magistral. Dirigió la versión para televisión del drama teatral 'El milagro de Anna Sullivan', de William Gibson. En 1959 la llevó a Broadway, al teatro, por la que ganó tres premios Tony (uno para él, otro para el guionista y el tercero para la actriz principal, Anne Bancroft). Para que le pongan cara a Bancroft, recuerden que fue la protagonista de “El graduado”, objeto del deseo de Dustin Hoffman. Esto supuso su entrada en Broadway, donde estuvo unos años y donde realizó una decena de espectáculos. En 1962 adaptó el guión al cine ganando el Oscar para la propia Bancroft así como para una de las actrices de reparto.
Pero fue en 1967 cuando realizó uno de sus films más vistos y quizá su película más popular “Bonny and Clyde”, otra visión de la violencia, esta vez a través de la historia de dos atracadores, protagonizada por Warren Beatty y Faye Dunaway y que le valió ocho nominaciones a los Oscars.
Trailer: Bonny and Clyde
¡Por cierto! Martin Scorsese está preparando una secuela de Bonny and Clyde.
Arthur Penn es uno de los muchos hombres que hay detrás de muchas grandes películas y a través de él queremos simbolizar a una serie de guionistas, directores e incluso productores que arriesgaron con nuevas ideas y nuevos lenguajes un cine que necesitaba aire fresco. Habíamos estado muchos años viendo películas de gangsters o tremendas historias de amor y pasión o grandes westerns. En los cincuenta-sesenta empezaban a instalarse en las pantallas las comedias románticas como las protagonizadas por Doris Day y Rock Hudson o las trágicas historias con James Dean y Elizabeth Taylor o los suspenses impactantes de Alfred Hitchcock… pero la evolución de la sociedad y la del lenguaje literario demandaban nuevos retos y la aparición de Penn, entre otros, fue decisiva.
Martin Ritt, John Frankenheimer, Sidney Lumet (recuerden sus “Doce hombres sin piedad”) en los años cincuenta-sesenta. Martin Scorsese, Francis Ford-Coppola, Paul Schrader en los años sesenta-setenta, son algunos de estos nombres, los más destacados.
Como muestra de lo que hablamos, dos títulos emblemáticos en la filmografía de Penn: “Pequeño gran hombre” (1970) impagable western revisionista con una memorable interpretación de Dustin Hoffman
Arthur Penn habla de: Pequeño gran hombre
Y su obra maestra según la crítica pero quizá la menos conocida por el público: “La noche se mueve” (1975) un clásico de la novela negra con Gene Hackman interpretando a un desencantado detective.
Recuerdo a Tony Curtis
Y para cerrar el círculo –aquellas películas que hemos visto muchas veces… directores y guionistas con talento…- actores que hicieron que éstas brillaran.
Como decía al principio, la muerte de Arthur Penn quedó un poco en segundo plano tras la de Tony Curtis, en cuya “Con faldas y a la loco (Some Like It Hot)” (Ningú es perfecte, en català) interpretó a uno de sus personajes más populares, al lado de Jack Lemmon y Marilyn Monroe.
Final: Con faldas y a lo loco
Tony Curtis hizo todo tipo de personajes, aunque en comedia fue donde más destacó. Su presencia en el reparto de muchas películas garantizaba un éxito de taquilla. Al margen de la comentada “Con faldas y a lo loco” del genial Billy Wilder, trabajó en “Los Vikingos”, “El estrangulador de Boston”, “El gran Houdini”, “La carrera del siglo”, “Pepe”, “Taras Bulba” o en la mítica “Espartaco” de Stanley Kubrick…
Escena: Espartaco
Sin dejar naturalmente la comedia donde brilló con luz propia: “No hagan olas”, “La pícara soltera”, “Boeing, Boeing”, “Bromas con mi mujer, no” etc. etc.